En una reinvención más de mí mismo me cubro de unas hombreras de gamuza. Mi camisa violentamente abrochada hasta el último botón de manera incomprendida. Sombras…
De repente es todo un escándalo, traspasa los límites y provoco a la vez que reflejo melancolía. Una rotunda perfección ante el espejo. Ante el reflejo de los enormes espejos que representan los edificios. La espiral no es que se haya roto, es que ya no está. Todo era tan vulgar fuera.. Tenía un monumental desacuerdo emocional y un cansancio en las manos por tener que aguantar la máscara de cerámica. Nadie entendía nada.. Ahora estoy refrescado por el infinito, no tengo necesidad de resguardarme y los pasillos no parecen tener fin. Todo esto parece tener un precio al que me temo que no creo que pueda llegar a pagar. Ahora mi brújula-moral está por los suelos, rota. Los clichés se desvanecen y una sonrisa predictiva completa mi escena. De repente la gamuza baja a mis pies y todo es un sueño..




Continua lluvia, hipnótico ritmo.