miércoles, 1 de septiembre de 2010

Expuesto a mí mismo, estoy simplemente ahí, de frente, sin pose –sencillamente desnudo. Voy a tematizar en mi cuerpo alguno de mis conocimientos para pasar una vez más inevitablemente inadvertido y mis detalles serán ignorados por el público porque voy a salir. El leitmotiv de mi persona llegará… sin testimonios. Sólo espero que la única mirada que busco no sea indolente. Y nada será más sutil que un cuello y un collar y un terciopelo y una carne cuando combinan a la perfección porque, para sorpresa de miles de ejemplos yo no esperaba esperar esto. Tampoco esperaba que alguien comprendiese mi condición, no esperaba no asustarme de nuevo. Me hundo en la fe, me regocijo en la gracia de la suerte porque al fin y al cabo hay mucha confusión y sólo se cómo romper el cristal de la pista y como actuar falsamente natural ante todos con gestos premeditados. Si ves la intención, no está vacía. Como un rotulo brillaré perplejo ante todo y sorprendido de nada, sin decepcionarme por la discordia. Eso sí, no me expondré solo esta vez

No hay comentarios:

Publicar un comentario